En principio esta se define como el optimismo que se tiene sobre las adversidades y circunstancias de la vida, considerando por supuesto el pasado y el futuro.
Esta se puede lograr de diversas formas, especialmente asociadas con la calma, establecimiento de prioridades, respiración y sobre todo el enfoque en los pensamientos y emociones sanas.
La actitud positiva es muchas veces reforzada en el trabajo o estudio, pero en realidad es indispensable en cada etapa de la vida. Por ello te presentamos algunos consejos para que puedas incorporarla en tu cotidianidad y potenciar tu estilo de vida.
- Cultiva el amor propio: identifica todo aquello que te gusta de ti y te hace sentir bien, apreciando cada parte del cuerpo no sólo por su aspecto sino por su función, por ejemplo cuido mis piernas porque todos los días me ayudan a caminar.
- Rodéate de personas optimistas: la importancia de un ambiente laboral adecuado es esencial, pero también puedes cultivar la buena actitud desde el hogar, por ejemplo realiza ejercicios en casa donde cada mañana se anoten 3 cosas por las que estar agradecido.
- Gestiona tus pensamientos: organiza tu mente, y enfócate en aquello que tienes el poder de controlar y solucionar, evita estresarte por las cosas que se te escapan de las manos, pues la ansiedad en definitiva no es un buen aliado.
- Sepárate de las opiniones negativas: respeta el criterio de todos, pero también intenta evitar aquellas personas que le buscan el lado negativo a todas las cosas o se quejan en demasía.
- Plantea objetivos concretos y establece prioridades: escribe aquellas cosas que tengas pendiente y organízalas según su importancia, haz una lista y ve marcando los puntos que ya completaste, si se acaba el tiempo recuerda que mañana será un nuevo día.
La actitud positiva y optimista marca la diferencia, recuerda que según variados autores la felicidad es una decisión, y eres tú quien decide cómo llevar tu vida y que te hace feliz.